domingo, 28 de febrero de 2010

La noche en que cruzamos el Mississippi

Había un libro esperando para ti, chica Sugus.

Foto: fuente.

Zahara tocó en la Wah Wah con los Fabulosos y nos puso la piel de gallina. No importó que se dejara Domingo astromántico y que la dulce chica con la que estuve hablando todo el concierto fuera bollera. Había un libro esperando para ella, así que esperé a que saliera del backstage y todos los grupis se hicieran las correspondientes fotos para el Caralibro. Yo soy más caballero, no me va lo de la foto (y bueno, tampoco tenía cámara). Así que Zahara, ha sido un concierto estupendo, gracias por volver por aquí, y te quería regalar un libro de sonetos que he escrito. Espero que te guste.


Con la sonrisa más bonita del mundo me hizo una reverencia y me dio dos besos. Y Spuni y yo salimos satisfechos del local con más proporción de tías de toda Valencia, en ese momento exacto. Qué bien sienta, de vez en cuando, llegar a casa un sábado a una hora respetable y sobrios para poder aprovechar la mañana del domingo, comentábamos. Y en ese preciso instante, desde un balcón lleno de gente y luces estroboscópicas, unas chicas nos gritan:

- ¡Eh, subid! ¡Llamad a la puerta 2!

Instantes después entrábamos a una bizarra fiesta de disfraces españolerasmus y nos servíamos cerveza fría de la nevera. Al más puro estilo de El café de Nicanor, fuimos conociendo a los presentes:

  • R, amigo de un inquilino. Confundió nuestros nombres 5 veces. Aseguró haber estado con varias tías buenísimas en su vida. Segundos después hizo un bochornoso intento de ligue con dos chicas. Me pidió el número de móvil no sé para qué. Vi como se lo apuntaba mal. Creo que no volveremos a hablar nunca.
  • M, amiga polaca de una inquilina. Cuando llegamos aún podíamos intuir que, por el maquillaje de su piel, iba disfrazada de Pitufina. Cuando nos fuimos del piso tenía más un aire a Rambo.
  • P, amiga de alguien. Tenía los ojos saltones como Betty Boop y una cara de tonta que no podía disimular. Quería ir, valga la redundancia, a Betty Boop sólo si le pagábamos la entrada. Claro...
  • X, amiga de alguien. No supimos cómo se llamaba. En un momento dado quiso volver del balcón al interior del piso, pero entró por la hoja equivocada de la ventana. Del rebote contra el cristal, hizo un torbellino y terminó por fin dentro. No pude evitar reirme. Cuando le pregunté are you OK? ella contestó yes, I'm fine, pero no me miró.
  • C, dueña del piso. Estudiaba Comuniación audivisual en el CEU y era de Murcia, pero no tenía acento ostia pijo huevo. Vestía de Dorothy con unas graciosas coletas y se había pintado pecas en la mejilla. Quería irse de Erasmus a Berlín pero antes, cumplir los 21 en Las Vegas dándole en toda la boca al segurata que no le habría dejado entrar 24 h antes en un Casino por no tener la edad mínima. Había estado 1 vez en Montepicayo. Puso 2,5€ al 21 y salió. Se llevó más de 90€. Quería hacer lo mismo en Las Vegas. Me confeccionó en su taza del desayuno el último cubata con las sobras de las sobras: ron de 3€ con ginebra. Fue un gesto muy bello que yo aprecié. Quiere que quedemos a tomar café en su casa.

A Spuni se le ocurrió, en cierto momento, que con la cazadora de cuero y la taza tenía un aire a Pepe Navarro, el único hombre capaz de dar dos noticias consecutivas de cariz diametralmente opuesto:

"Con todos ustedes... ¡Crispin Clander!... y en otro orden de cosas... mueren 14 personas en Irak..."

Así que ayer noche cruzamos el Mississipi. Y después, ya sabéis...

- "Y después, yo".

martes, 23 de febrero de 2010

Das Leben der Anderen

La vida de los otros. Nos pasamos el tiempo observando la vida de los otros.

Comenzamos mirando las zapatillas de los otros; qué ropa llevaban puesta. Ahora miramos la marca, la estética, porque por algún motivo que desconozco, pensamos que la ropa de uno tiene mucho que ver con su carácter. Miramos su coche, su casa, su pareja, sus gustos. Cuestionamos sus costumbres. Intentamos incluso cazar de reojo la nómina, averiguar en qué invierten el dinero.

La vida de los otros. Nos pasamos el tiempo criticando la vida de los otros.

Saldrán en televisión y pondrán a parir a quien toque cada vez; criticarán con quién esté, lo que haga, sacarán punta y doblez a cualquier comentario, buscarán la polémica en el roce. Nosotros haremos lo mismo. Pensaremos que qué hortera o qué inapropiado, o tal vez que por qué se complica la vida de esa manera, que cómo tolerar esa actitud, que se ha hecho rico porque es un ávaro. Diremos que qué poco trabaja, qué poca seriedad, o qué exagerado. Que siempre llega tarde sin motivo, que tiene lo que se merece o que es demasiado afortunado.

La vida de los otros. Nos pasamos el tiempo irrumpiendo en la vida de los otros.

Entraremos casi sin llamar, sin pedir permiso; opinaremos sobre cualquier tema que no sepamos y querremos que se nos considere y se nos escuche; meteremos baza, haremos mala sangre; daremos consejos que creemos sabios; buscaremos respuestas en terrenos cenagosos. Intentaremos dar un buen ejemplo, transmitir que lo nuestro es lo mejor, poner solución a ciertos males endémicos.

Así llegaba yo, irrumpiendo en la vida de los otros...

Nos pasamos la vida en la vida de los otros. Pero entrar en la vida de los otros, a menudo, duele.

Yo no quiero volver más a la vida de los otros.


P.D.1.: ¿Quién me lee desde Bochum?
P.D.2.: ¿Quién es el anónimo de las últimas entradas?

domingo, 21 de febrero de 2010

Ich bin berliner

De una vida ejemplar me di a la huida,
de mi pensar, limé la cuadratura,
con veintiuno, Blackjack, pedí partida
y unos puntos y aparte de sutura.

Rocé el amor, viví de cualquier modo,
pernocté sin billete en el tranvía,
puse el futuro a nada, salió todo,
y amanecí, de noche, a mediodía.

Supe decir que no, extrañé mi casa,
lloré al decir adiós a mis amigos,
aprendí que el pasado siempre pasa.

Hoy sigo vivo en fotos de cabina
y tengo mil recuerdos por testigos
que lo pueden contar, Ich bin berliner.

Ich bin berliner

domingo, 14 de febrero de 2010

Archivo

- "Al vertir sal en un sistema de agua con hielo, ésta baja el punto de fusión del hielo incluso por debajo de -10ºC. Cualquier cosa que pongas a refrigerar, se helará enseguida, porque el calor para fundir el hielo lo tomará del elemento a más temperatura".

- "Los microondas funcionan emitiendo una radiación electromagnética de 2,45 GHz que hace vibrar las moléculas de agua contenidas en el interior de los alimentos. De esta manera se calientan, y no lo hacen, por ejemplo, los vasos de cristal".

Conversaciones interesantes... Feliz San Valentín, a ti que puedes, si lo celebras.


FOTO: "Mensajes escondidos en imágenes de archivo."

martes, 2 de febrero de 2010

Ecos

Ecos de "Yo estuve allí":

Siempre hay un espacio donde los poetas se juegan la vida: "es el espacio de las palabras sueltas". Unirlas en los poemas, es labor que los poetas tienen. Esa es su batalla silenciosa. Ese es el gran drama del mundo, el dulce nacimiento donde cada palabra pueda quedar ligada a lo que debe.


Hacer de las palabras sueltas una acción sencilla, un sentimiento transparente, un pensamiento limpio de peso y gravedad, es ir haciendo verbo poco a poco, es ir haciendo surcos en la luz, es ir haciendo trazos en el viento.

¡Difícil tarea parecen tener los poetas de la tierra! Mas... para ello nos dieron, un corazón tan grande como la noche de los cielos... para así ponerle estrellas a los sueños... y unos dedos ¡tan pequeños!... para que nunca pudiéramos sentir... que de los versos, somos dueños.

Tengo la certeza de que los dioses nos soñaron humildes y sumisos..., pequeños... para que desde nuestra pequeñez pudiéramos sentir su grandeza: su Poesía.

Siempre hay un espacio donde los poetas se juegan la vida...

Lector anónimo.