martes, 27 de abril de 2010

Latido jondo

Eu quero amar, amar perdidamente!
Amar só por amar: Aqui... além...
Mais Este e Aquele, o Outro e toda a gente...
Amar! Amar! E não amar ninguém!

Recordar? Esquecer? Indiferente!...
Prender ou desprender? É mal? É bem?
Quem disser que se pode amar alguém
Durante a vida inteira é porque mente!

Há uma Primavera em cada vida:
É preciso cantá-la assim florida,
Pois se Deus nos deu voz, foi para cantar!

E se um dia hei-de ser pó, cinza e nada
Que seja a minha noite uma alvorada,
Que me saiba perder... pra me encontrar...

Amar - Florbela Espanca


Gràcies, amic. Gràcies, Nando.

lunes, 19 de abril de 2010

Un buen día

Hoy no ha sonado el despertador. Ni he desayunado, ni he hecho la cama y, por supuesto, he llegado tarde a trabajar. Allí me esperaba lo mismo de siempre. Mi compañera de despacho, cordial como acostumbra, me ha preguntado por el fin de semana. Le he dicho que no recuerdo por qué cogí un taxi para llegar a casa el sábado, pero no le he contado que he escrito una canción y que me gusta. He leído El País y he visto que comienzan a abrir el tráfico aéreo. Me he sentido tranquilo de que ya casi seguro podré volver a Berlín el día 29. No me he vuelto a acordar de ti hasta que he empezado a hacer cosas y he sentido la desmotivación como una losa. Entonces he pensado que quisiera estar un rato contigo a solas, sólo un rato, como lo he venido pensando todo el trayecto. El trabajo realiza, pero no llena. Es condición necesaria, pero no suficiente. El dinero hace falta, pero no va comprar el amor de los que quiero ni va a salvar la vida de mis enfermos. No va a arreglar nada que valga la pena en el mundo, y sólo consigue hacer que quieras más conforme más tienes. Qué desidia toda la mañana. No paro de pensar. Pienso que no debería haber ido a comer a casa este domingo, pero me equivoqué. Pienso que no debería haber escrito ese e-mail. Pero me equivoqué. Pienso que al leer lo que te di querrías hablar de ello. Pero me equivoqué. Porque siempre que imagino lo que podría pasar, no sucede. Siento que hoy tengo muchas ganas de abrazar a las personas que me importan, pero no habré visto ninguna justo antes de acostarme. Cómo malgasto el amor y qué necia manera de aliviarlo. Quisiera saber cómo te quieren, mucho, poco, suficiente, si tienen las ganas de verte que yo tengo, si escriben sobre ti como yo hago. Lo ignoro. Lo abandono. Me siento como al principio de todos los caminos. Increíblemente cansado de saber que todo el campo ya está sembrado, y que algún día, muy lejano, algo habrá de florecer y dar fruto. Pero el camino es largo, mucho más de lo previsto. Y agota una barbaridad. He mirado el correo personal, y alguien se preguntaba que qué habría sido del mensaje que le escribió a la chica del otro día. Entonces he caído en que los dos últimos mensajes que he escrito a chicas de una noche no han sido contestados. No entiendo esa ingratitud, esa manera de querer expresar que somos mierda y que no merecemos ni ser contestados. Se me han quitado las ganas de flirtear para siempre. Me he puesto serio y he intentado trabajar un poco. Alguien me ha dicho este fin de semana que los jóvenes de hoy en día no conocen ni la disciplina, ni el respeto ni el sacrificio. Yo le dije que hoy en día no hay nada por lo que luchar, así que es lógico que compitan por tener más amigos en Facebook, pero no entienden qué es que su futuro dependa de su esfuerzo, ni que su respeto puede hacer de éste un mundo más justo y mejor. Reflexioné si sería un buen padre. Si podría educar a mis hijos según los valores que mis padres me transmitieron y algunos otros dignos que he ido sumando a lo largo del camino. Algo en mi interior dijo que sí, pero con la nostalgia de cuando hay un largo camino que andar. Con la nostalgia del amor, de los besos, de las palabras y de los abrazos que no han llegado. Son ya las 5 y no he hecho nada. Bajo a las clases de inglés. Siempre hago reír a la profesora, pero hoy no tengo ganas. A veces pienso que le gusto, pero paso de insinuarle que ella también me gusta. Da igual. Será una más, al fin y al cabo, de las que no contestan los mensajes. He llegado a casa bastante tarde y el tiempo se ha esfumado en tareas del hogar. Cuando me he sentado a escribir esto me he dado cuenta que tenía que poner una lavadora y planchar, algo que, como las clases de inglés, me recuerda que ha pasado una semana más y que nada ha cambiado en mi vida. Que soy una semana más viejo, que no sé hacia dónde camino, que no sé dónde pongo el amor ni dónde pongo lo hallado.