Cuando tuve el valor de decidir que mi futuro inmediato no pasaba por mudarme a Castellón, a expensas de haber pagado el primer mes de alquiler, eran las 2.30 a.m., y seguía desvelado en aquella frágil cama y poco anclada de la pequeña habitación, cuya pared era compartida con la del comedor, y horas antes, había sido insuficiente para aislar el ruido de risas, cervezas y papas de mis (ex)compañeros de piso Erasmus.
Entonces me di cuenta de que había cometido un error, o mejor dicho, casi había llegado a cometerlo, intentando tomar una decisión a contranatura, con la desarmonía y la negatividad que produce el sentirse en el camino incorrecto, no hacerse caso a uno mismo y sí a un conjunto de normas y presiones sociales y coyunturales que pretenden marcar pautas de actuación a todos los que no osan a decidir por sí mismos.
Yo quería vivir en Valencia.
Donde está mi familia, mis amigos, mi gente. Donde está lo poco o mucho que tenga en la vida. Donde, de momento y hasta que otros vientos puedan soplar en mi vida, quisiera que las cosas crezcan a mi alrededor.
Así que al día siguiente comencé la búsqueda de piso en Valencia, y enfrascado en ello sigo.
Pero, con esta entrada, lo que quería poner en evidencia es la actitud de la gente que me aconsejó Castellón como ciudad para vivir, y más ampliamente, el comportamiento de aquellos que asienten y dan la razón por sistema, que dicen a uno lo que creen que quiere oír, pero no la opinión sincera solicitada.
Ayer les dije que me mudaba a Castellón, y ellos decían que hacía bien, que ganaría en calidad de vida, que a la ciudad no le falta de nada, que tampoco resta tanta tarde tras llegar del trabajo como para querer aprovecharla en Valencia...
Hoy les digo que abandoné la idea, que aposté por mi ciudad pese a lo que ello supone,
y ahora me dicen que, puestos en mi lugar, o de haber podido elegir, hubieran hecho lo mismo.
Entonces me di cuenta de que había cometido un error, o mejor dicho, casi había llegado a cometerlo, intentando tomar una decisión a contranatura, con la desarmonía y la negatividad que produce el sentirse en el camino incorrecto, no hacerse caso a uno mismo y sí a un conjunto de normas y presiones sociales y coyunturales que pretenden marcar pautas de actuación a todos los que no osan a decidir por sí mismos.
Yo quería vivir en Valencia.
Donde está mi familia, mis amigos, mi gente. Donde está lo poco o mucho que tenga en la vida. Donde, de momento y hasta que otros vientos puedan soplar en mi vida, quisiera que las cosas crezcan a mi alrededor.
Así que al día siguiente comencé la búsqueda de piso en Valencia, y enfrascado en ello sigo.
Pero, con esta entrada, lo que quería poner en evidencia es la actitud de la gente que me aconsejó Castellón como ciudad para vivir, y más ampliamente, el comportamiento de aquellos que asienten y dan la razón por sistema, que dicen a uno lo que creen que quiere oír, pero no la opinión sincera solicitada.
Ayer les dije que me mudaba a Castellón, y ellos decían que hacía bien, que ganaría en calidad de vida, que a la ciudad no le falta de nada, que tampoco resta tanta tarde tras llegar del trabajo como para querer aprovecharla en Valencia...
Hoy les digo que abandoné la idea, que aposté por mi ciudad pese a lo que ello supone,
y ahora me dicen que, puestos en mi lugar, o de haber podido elegir, hubieran hecho lo mismo.
3 comentarios:
Jo soc del que et vaig animar a anar a Castelló, perquè per a mi poder dormir una hora més és important... jo ho note molt ara q tinc la faena a 10 minuts caminant.
I a més Castelló és una capital de provincia, te cines, teatres, centres comercials, festa..., no és una mala ciutat per a viure.
Això si, cadascú té les seues èpoques, i segurament a Castelló havies de buscar gent nova amb qui eixir, un llocs de referència on poder anar, una nova vida... i segurament no t'ha merescut la pena, i has pensat que no seria millor que la vida que ja tens a València.
I clar, un currante no pot viure en un pis d'Erasmus, que mal ho passe jo, quan els meus colegues d'ací es peguen la festa fins a les tantes, i jo treballe al dia següent.
Au cacau.
Juli, casi parece que tachas de hipócritas a los que han intentado mostrarte este tiempo la cara más amable (o las ventajas más obvias) de vivir en Castellón, y no creo que sea justo. Cuando parecía que no habría alternativa, también yo intenté ver el lado bueno de todo ello. Lo principal era animarte… Sin embargo, has encontrado un plan B mucho más apetecible y me alegro, porque siempre has sido de los que llevan su ciudad casi tatuada en la piel y sin duda te vas a sentir mucho más completo en Valencia :). Ahora toca esperar a que nos invites a la fiesta de bienvenida ^^.
Un beso! Que siga todo bien, y que ese piso no tarde en llegar!
Ie Juli, has fet el que t'ha eixit del piu, i pareix de puta mare. Una hora de trajecte no és res, jo ho he fet tres anys anant i tornant a València cada dia, quan no tenia pis. Ara, igual els teus dubtes han fet que no hages pogut veure lo bo de Castelló, jo en el teu cas m'haguera esperat un poc més, i els caps de setmana, que és quan pots fer coses, cap a casa. De totes formes, lo d'anar-te'n a viure amb Erasmus és de ser nou, tú que has sigut un saps com va açó.
En fi, ja ens diràs si trobes algo per València.
P.D: Sé que el tinc abandonat, peró quan torne a agafar per davant el meu blog, si no te'l vec escrit ací al costat, et talle els ous.
Au!
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