Me permitirá mi amigo Joan que haga uso de un término que él acuñó ácidamente tiempo atrás, en uno de nuestros cruces de correos del "club del mail":
La política 'low cost'.
Y es que, la desafección por la política ha llegado a tal grado en este país que sus dos principales grupos políticos han ideado una campaña electoral para las elecciones europeas basada en la desacreditación sistemática del oponente, con o sin argumentos para ello, más preocupados de que no se vote al partido contrario que de que se vote al propio.
'Low cost', porque se hace política maniqueista y por comparación, obviando por completo el resto de fuerzas políticas, donde un partido es el futuro y el progreso y el otro el ayer y el miedo.
'Low cost', porque ya nada vale ni es bueno, ni siquiera unos alentadores datos de creación de empleo, y cualquier acontecimiento se reinterpreta de modo que sirva como ariete para golpear al contrario.
'Low cost', porque no ha habido mensaje político en la campaña, y ésta ha sido convertida en un circo sensacionalista donde los políticos del mismo partido se lamen el culo, y lanzan víboras por la boca para referirse al contrario.
Algunas perlas que he tenido que escuchar/leer durante esta campaña:
- ¿Qué es bueno para Valencia y Madrid, pero malo para Génova?
- Rita, eres una alcaldesa estratosférica. Nos gusta ir a Galencia, Rita.
- Los 25000 puestos de empleo es un dato adulterado por la proximidad del verano.
- Ha hecho un ridículo... interplanetario.
- ... y otras tantas ...
Lo cierto es que no estoy nada motivado para votar mañana. Imagino que la participación electoral oscilará entre el 40%-50% seguramente. No importa, con los políticos tan coherentes que tenemos, mañana estarán celebrando cualquier resultado, interpretado a su manera, en sus respectivas sedes, en lugar de lamentarse por el bochornoso espectáculo que han dado en estas elecciones.
¿Hasta cuándo el bipartidismo?