miércoles, 4 de julio de 2012
viernes, 20 de abril de 2012
Los científicos acorralan al bosón de Higgs
Amor,
Ésta es tu entrada en el blog.
El bosón de Higgs no es más que un marco simbólico para decir una obviedad: que me mueve y me atrae la búsqueda del amor, la felicidad y el equilibrio; el anhelo de convertir lo desconocido en certeza, el futuro en tierra firme. Es también un sitio donde plasmar el asombro de la belleza de la vida, la comunión con algunos pensamientos, el confort del encuentro con el Norte, con lo verdaderamente importante.
En estos días urgentes, de desengaño y confusión, mi manera de decir que no olvido lo esencial.
Que este blog, y en extensión, el bosón de Higgs, haya existido o no, exista o no, vaya a existir o no, no me cambia a mí ni va a cambiar a ningún ser humano. Pasará como una brisa y, después, otras noticias, partículas subatómicas o ideas vendrán a seducirnos con su ser o no ser, estar o no estar.
Pero, ahora bien, mi amor por ti, la felicidad que me das y el equilibrio que conseguimos, la certeza de tenernos al lado, la tierra firme de nuestro futuro... son reales. Son tan reales que a duras penas tienen cabida en este escaparate de sueños. Y es por eso, porque cada minuto de mi tiempo ahora puedo invertirlo en nuestra felicidad, y no necesito invertirlo en el espejismo de felicidad que es hablar de lo irreal.
El pasado sólo debe servir para mejorar el presente. Y el presente son estos casi 600 días juntos. No puedo decirte aquí todas las cosas que en nuestro día a día te confieso, pero lo que claro está es que todo lo que hemos vivido juntos es más real que cualquier bosón que quiera dejarse ser descubierto.
Feliz año y medio juntos, Pa.
Te quiero.
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El Bosón de Higgs
lunes, 13 de febrero de 2012
Diario de una Parada (I)
Faltan 88 días.
"Lo importante es que cada uno vuelva entero a su casa".
"Creo que significa voy a mirarlo otra vez".
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BP
sábado, 4 de febrero de 2012
El tracte
Feia temps que volia escriure una mica per escriure. Per contar relaxadament alguns dels sentiments que m'afloren en els pocs moments de lluïssor personal que el dia em deixa. I un d'ells, en concret, el tinc molt present darrerament, i molt sovint. Per tal de fer un símil burd, a tots ens ha passat en una piscina haver aparaulat amb els amics que anaveu a fer un bot tots a la vegada. Tots heu corregut fins la vorera però, a l'hora de la veritat, tu has sigut l'únic fava que ha botat i s'ha banyat. Tot seguit de traure el cap de l'aigua, es pensa: "aquest no era el tracte".
Això no era el que tenia que passar.
Al meu fur intern, jo també havia fet inconscientment un tracte amb la meua ciutat i amb el futur. Es tractava de: "Bé, anem a marxar un temps fora. No passa res, no patim per les amistats. Els nostres llaços són forts. Tan sols hi ha que centrar-se en viure experiències i convertir-se en un home de profit. Després tornarem a casa, trobarem treball, i els anys veniders seran encara millors que els universitaris, perquè podrem fer plans que abans no podríem permetre's, viatjar junts, quedar per les vesprades, conèixer i integrar a les nostres parelles o, resumint-ho per no fer-ho llarg, forjar en ferro les relacions i les amistats que havíem fet a la carrera, per la resta de la vida".
Era un bon tracte. Era una bona manera d'afrontar la separació del nucli famil·liar, del greix d'amistats. S'abandonava amb menys nostàlgia la vida passada, amb la condició de que tornaria transformada en un futur millor.
I així vaig fer. Com al moment de botar a la piscina... vaig complir gelosament el tracte.
Vaig viure unes experiències indescriptibles a l'estranger, vaig aprendre una llengua nova, vaig conèixer el plaer de la independència i la veu de la responsabilitat. Vaig crèixer i vaig ser feliç, però mai vaig perdre de vista que volia tornar a la meua ciutat. I així ho vaig aconseguir.
I afortunadament, també vaig trobar un treball que em permet viure a València i al què em trobe professionalment realitzat. Podria dir sense modèstia que he assolit tot allò que desitjava quan vaig abandonar la vida passada per recòrrer el incert camí de la vida futura. Em sent molt afortunat per eixa banda.
Però la resta del tracte... la part que no era jo... no es va complir.
I no es va complir perquè València s'ha esdevingut una ciutat política i econòmicament insofrible. Perquè no hi ha treball per als meus amics, els quals després de uns quants anys vivint a la capital, han de tornar als seus pobles per no gastar de bades els seus diners. I perquè la gent que comença a tindre el que mereix, s'ha instal·lat a molts kilòmetres, diguem-ne Berlín, París, Madrid, Crimmitschau. Massa lluny per poder gaudir d'ells i de la seua presència, ara que cadascú és un bon professional al seu camp.
Dol comprobar que un tracte no és un tracte si no el poder complir totes les parts. I el compliment de la meua part no comporta quasi satisfacció comparat amb el compliment íntegre.
Conseqüència de tota aquesta exposició és que els moments importants de la vida dels meus amics ara els he de viure en tercera persona, i seguir-los per Internet com quan u llig el resum de les notícies. Així, el meu amic Albert s'ha doctorat a Copenhague amb 27 anys, convertint-se en el Dr. Albert. D'haver succeït a València, li haguera pogut pegar una forta abraçada i ho haguérem celebrat junts fins que isquera el sol. Tanmateix, no puc més que donar-li una forta enhorabona electrònica, i si de cas fer-li un petit homenatge al blog.
Ací el teniu amb les seues grenyes. Ell sí ho haurà celebrat amb un bon cap de setmana de pòker i fideuà.
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amigos,
pensamiento
viernes, 13 de enero de 2012
Grana-Dinos
Granada es una ciudad donde uno, realmente, toma conciencia del paso del tiempo y puede percibirse como un insignificante pasajero de la vida. La vida... una reacción química que tuvo lugar hace un par de miles de millones de años, y que ahora, mucho tiempo después, derivó en unos seres "humanos" (sic.) que tomaron conciencia de ella y de sí mismos.
Realmente uno puede imaginarse un rey nazarí deambulando por los jardines del Generalife, estudiando el reflejo del paisaje en las albercas; a Boabdil, llorando como mujer (sic.) la entrega de una Granada a los Reyes Católicos, que no supo defender como hombre (sic.); a Cristóbal Colón negociando el viaje que expoliaría las Américas; incluso a Washington Irving escribiendo los Cuentos de la Alhambra en la penumbra de una cámara.
No sólo eso, sino que también es fácil, siendo más contemporáneos, intuir a los Planetas tomando cañas y tapas por Calle Elvira, o a Luís García Montero inspirándose en la ténue luz que ilumina los estrechos callejones del Albayzín. Incluso a uno le parece escuchar a Miguel Ríos volviendo a Granada por la orilla del Darro. Todo es sugerente en Granada, y un aura de misterio rodea cualquier relato, callejón o establecimiento.
No sólo eso, sino que también es fácil, siendo más contemporáneos, intuir a los Planetas tomando cañas y tapas por Calle Elvira, o a Luís García Montero inspirándose en la ténue luz que ilumina los estrechos callejones del Albayzín. Incluso a uno le parece escuchar a Miguel Ríos volviendo a Granada por la orilla del Darro. Todo es sugerente en Granada, y un aura de misterio rodea cualquier relato, callejón o establecimiento.
La vida, imaginándola un milenio atrás. Y nosotros, un milenio después, recorriendo los vestigios de aquélla.
Pero además, Granada puede llevar a uno mucho más atrás en el tiempo si visita el maravilloso Parque de las Ciencias (Valencia: toma ejemplo). La exposición sobre dinosaurios te obliga a hacer un complicado esfuerzo de abstracción e imaginar que hace más de 50 millones de años, unos gigantes habitaron y dominaron este mismo planeta, y que lo hicieron durante 150 millones de años aproximadamente.
Parece ser que un meteorito pudo ser el causante de la extinción de todas las especies. Aunque la cuestión es: ¿alguien puede imaginar al ser humano perdurando sobre la Tierra 150 millones de años?
Se pierde de vista que el mundo, como lo conocemos, es el resultado de los últimos 5.000 años, redondeando por lo alto, de existencia del ser humano. Sin olvidar el hecho de que el 99% del legado visible y disfrutable data de los últimos 500 años. Me resulta difícil aceptar que somos un suspiro, apenas un parpadeo en el transcurrir del tiempo de este planeta. Que todos nuestros odios, nuestras confrontaciones y diferencias, nuestras envidias, nuestros esfuerzos, nuestra esclavitud del trabajo y del dinero, nuestras preocupaciones, nuestras religiones, nuestra cultura, nuestra belleza, nuestra ternura y nuestro amor, permanecen frágilmente expuestos a los designios leviatanescos de un universo inconcebible.
Igual que sucedió con los dinosaurios, todo vestigio del ser humano podría borrarse de un plumazo y todo lo anterior, que es básicamente la idiosincrasia de nuestra vida, pasaría a ser polvo.
Pero además, Granada puede llevar a uno mucho más atrás en el tiempo si visita el maravilloso Parque de las Ciencias (Valencia: toma ejemplo). La exposición sobre dinosaurios te obliga a hacer un complicado esfuerzo de abstracción e imaginar que hace más de 50 millones de años, unos gigantes habitaron y dominaron este mismo planeta, y que lo hicieron durante 150 millones de años aproximadamente.
Parece ser que un meteorito pudo ser el causante de la extinción de todas las especies. Aunque la cuestión es: ¿alguien puede imaginar al ser humano perdurando sobre la Tierra 150 millones de años?
Se pierde de vista que el mundo, como lo conocemos, es el resultado de los últimos 5.000 años, redondeando por lo alto, de existencia del ser humano. Sin olvidar el hecho de que el 99% del legado visible y disfrutable data de los últimos 500 años. Me resulta difícil aceptar que somos un suspiro, apenas un parpadeo en el transcurrir del tiempo de este planeta. Que todos nuestros odios, nuestras confrontaciones y diferencias, nuestras envidias, nuestros esfuerzos, nuestra esclavitud del trabajo y del dinero, nuestras preocupaciones, nuestras religiones, nuestra cultura, nuestra belleza, nuestra ternura y nuestro amor, permanecen frágilmente expuestos a los designios leviatanescos de un universo inconcebible.
Igual que sucedió con los dinosaurios, todo vestigio del ser humano podría borrarse de un plumazo y todo lo anterior, que es básicamente la idiosincrasia de nuestra vida, pasaría a ser polvo.
Al menos me reconforta que, igual que después de un gran cataclismo que erradicó los dinosaurios, algo persisitió que originó los humanos, algo mejor saldrá de nosotros cuando hayamos dado paso a posteriores formas de vida. Aunque falta mucho para eso.
Vivid y dejad vivir (Hakuna Matata).
Vivid y dejad vivir (Hakuna Matata).
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introspección,
viajes
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