El disfraz de Michael Jackson había causado cierta sensación en los carnavales de Rafelbunyol, me atrevería a decir, algo más entre el colectivo masculino que entre el femenino, quien curiosamente se precató, claro que sólo quién la reconocía, de que era una camisa de pioneros la que completaba los atuendos de Rey del Pop.
Me harté de saludar a sorprendidos, que en un alarde de ingenio, preguntaban que qué hacía yo allí si me acababan de enterrar. Pues he venido a lo mismo que tú, no te jode. Beber, bailar, entretenerme viendo los disfraces de la gente... ¿No sabes decir nada más gracioso?
No conseguí encontrar a casi nadie, y la noche se alargó innecesariamente. Tanto, que tengo la sensación de haberme acostado ya con resaca. Al despertar, todo era ropa sucia y desorden a mi alrededor, y auguraba la habitual jornada en que el dolor de cabeza me sobreviene conforme avanza el día, y no al contrario.
He comido algo calentado al microondas. En la tele Rajoy y Rita babeaban por Camps, y éste pronunciaba el discurso más enfervorizado y desmedido que le había visto nunca. Habían arrestado a 16 prostitutas en el barrio de Gracia. Los banqueros británicos y americanos volverían a concederse bonus desorbitados dentro de poco.
He fregado y me he dejado caer en la cama con la meninge a punto de explotarme. Durante unos segundos me he acordado de ella. La he dejado ir sin más. He dado un par de vueltas en la cama, y he cogido el móvil para borrar algunos mensajes del verano. He hecho acopio de fuerzas y me he acercado al centro a comprar un GPS que me permita moverme por Castellón con cierta soltura estos primeros días, y de paso adquirir un artículo que tenía en mente ya hace bastante tiempo.
Al bajar a la calle he descubierto que el verano había terminado de repente. La estampa era melancólica y gris, y un sollozo de lluvia arreciaba confiriéndole más si cabe un aura de tristeza. Las temperaturas habían bajado, y en algún momento incluso he podido llegar a sentir frío.
En el metro iba absorto en la lectura de "Saber peder", de David Trueba. Tragedias cotidianas de gente corriente. A Ariel le estaban enseñando la puerta en su equipo, y Leandro era vejado en su propia casa por la persona que más deseaba. Enseguida he llegado a Colón, y no me he demorado apenas en la compra ni en los paseos habituales por la zona de los libros que habitualmente comporta la visita a un Corte Inglés.
A la vuelta, así, súbitamente, he pensado que es un coñazo buscar. Buscar la Tierra Prometida, buscar el Bosón de Higgs... He pensado así, súbitamente, que es agotador, desesperante. Vaya, que no sirve para nada. También he concluido que no es nada útil perder el tiempo con quien no está dispuesto a perderlo contigo, ni hacer caso a quién no se va a molestar en hacértelo a ti.
Y así, en medio de tan trivial revelación, me he sentido vulgar, prosaico, aunque al mismo tiempo algo más alineado y ordenado con el mundo que gira a mi alrededor. Me ha parecido interesante lo que acababa de hallar, pero enseguida ha llegado mi parada y he salido del metro sin volver sobre el asunto.
He visitado a un amigo para hacer un videomontaje, y me he reído como hacía tiempo que no lo hacía. Son imprescindibles las risas en el día a día. Se han pasado 3 horas volando, y he vuelto a casa únicamente para prepararme una ensalada que, aunque estaba sabrosa, no me ha quitado el mono de carne que tenía. He cogido el maletín de póker y he vuelto a casa de mi amigo donde habíamos organizado una timba.
En la tele Bélgica encajaba 5, y sobre la mesa yo me llevaba 9€. Una partida de esas en que ganas 2 ó 3 veces en un par de horas, pero recoges buena cosecha. He llegado a mi casa, y seguía cayendo la misma melancólica llovizna de la tarde. Ahora sí que ya no quedaba más tiempo. Mañana marcho a Castellón, y hago la primera noche allí.
Mañana cambio de vida, no sé ni en qué medida, ni en qué dirección. Tal vez mañana irá todo bien o mal, o sencillamente irá, sin saber decir muy bien qué criterios tomar para describirme mejor o peor.
En cualquier caso, mañana es el día. Y mañana, como reza la novela más reciente de Luis García Montero,
mañana no será lo que Dios quiera.
Me harté de saludar a sorprendidos, que en un alarde de ingenio, preguntaban que qué hacía yo allí si me acababan de enterrar. Pues he venido a lo mismo que tú, no te jode. Beber, bailar, entretenerme viendo los disfraces de la gente... ¿No sabes decir nada más gracioso?
No conseguí encontrar a casi nadie, y la noche se alargó innecesariamente. Tanto, que tengo la sensación de haberme acostado ya con resaca. Al despertar, todo era ropa sucia y desorden a mi alrededor, y auguraba la habitual jornada en que el dolor de cabeza me sobreviene conforme avanza el día, y no al contrario.
He comido algo calentado al microondas. En la tele Rajoy y Rita babeaban por Camps, y éste pronunciaba el discurso más enfervorizado y desmedido que le había visto nunca. Habían arrestado a 16 prostitutas en el barrio de Gracia. Los banqueros británicos y americanos volverían a concederse bonus desorbitados dentro de poco.
He fregado y me he dejado caer en la cama con la meninge a punto de explotarme. Durante unos segundos me he acordado de ella. La he dejado ir sin más. He dado un par de vueltas en la cama, y he cogido el móvil para borrar algunos mensajes del verano. He hecho acopio de fuerzas y me he acercado al centro a comprar un GPS que me permita moverme por Castellón con cierta soltura estos primeros días, y de paso adquirir un artículo que tenía en mente ya hace bastante tiempo.
Al bajar a la calle he descubierto que el verano había terminado de repente. La estampa era melancólica y gris, y un sollozo de lluvia arreciaba confiriéndole más si cabe un aura de tristeza. Las temperaturas habían bajado, y en algún momento incluso he podido llegar a sentir frío.
En el metro iba absorto en la lectura de "Saber peder", de David Trueba. Tragedias cotidianas de gente corriente. A Ariel le estaban enseñando la puerta en su equipo, y Leandro era vejado en su propia casa por la persona que más deseaba. Enseguida he llegado a Colón, y no me he demorado apenas en la compra ni en los paseos habituales por la zona de los libros que habitualmente comporta la visita a un Corte Inglés.
A la vuelta, así, súbitamente, he pensado que es un coñazo buscar. Buscar la Tierra Prometida, buscar el Bosón de Higgs... He pensado así, súbitamente, que es agotador, desesperante. Vaya, que no sirve para nada. También he concluido que no es nada útil perder el tiempo con quien no está dispuesto a perderlo contigo, ni hacer caso a quién no se va a molestar en hacértelo a ti.
Y así, en medio de tan trivial revelación, me he sentido vulgar, prosaico, aunque al mismo tiempo algo más alineado y ordenado con el mundo que gira a mi alrededor. Me ha parecido interesante lo que acababa de hallar, pero enseguida ha llegado mi parada y he salido del metro sin volver sobre el asunto.
He visitado a un amigo para hacer un videomontaje, y me he reído como hacía tiempo que no lo hacía. Son imprescindibles las risas en el día a día. Se han pasado 3 horas volando, y he vuelto a casa únicamente para prepararme una ensalada que, aunque estaba sabrosa, no me ha quitado el mono de carne que tenía. He cogido el maletín de póker y he vuelto a casa de mi amigo donde habíamos organizado una timba.
En la tele Bélgica encajaba 5, y sobre la mesa yo me llevaba 9€. Una partida de esas en que ganas 2 ó 3 veces en un par de horas, pero recoges buena cosecha. He llegado a mi casa, y seguía cayendo la misma melancólica llovizna de la tarde. Ahora sí que ya no quedaba más tiempo. Mañana marcho a Castellón, y hago la primera noche allí.
Mañana cambio de vida, no sé ni en qué medida, ni en qué dirección. Tal vez mañana irá todo bien o mal, o sencillamente irá, sin saber decir muy bien qué criterios tomar para describirme mejor o peor.
En cualquier caso, mañana es el día. Y mañana, como reza la novela más reciente de Luis García Montero,
mañana no será lo que Dios quiera.
5 comentarios:
Ni lo que quiera Dios, ni lo que quieras tú, pero espero que se parezca lo más posible a esto último. Dicen que anoche cayó una gorda por Valencia, ¿se despedía de ti la ciudad con llanto?
Se nota que estás leyendo Saber Perder. Es importante saber perder, pero siempre hay que ir a ganar. Sylvia siempre juega a ganar, y es eso lo que cuenta.
Un abrazo y mucha suerrrteeee
ei! ja està clar això??
espere poder anar a vore el teu llogaret ara quan torne en octubre! a castelló serà el que tinga que ser... el que sí que has de tindre clar és que estigues on estigues recordes que hi ha un fum de gent (més prop o més lluny) que t'estima i t'aprècia.
vas a postejar l'adreça prompte? mira a vore si ho fas i et podem enviar una postal de benvinguda!
un abraç ben fort i ben plé d'ànims,
Carles
siempre hay que arriesgar, alguna que otra vez se gana.
y todo lo que empieza de una manera desconcertada o desconcertante, acaba siendo una increible aventura. Mira Berlin, nada estaba planeado, y lo planeado pocas veces se cumplio, pero nunca dejé de sorprenderme por cada paso que daba la historia.
muchisima suerte en Castellon, te espera una nueva aventura! A POR ELLA!
mua!
"Mañana" era diumenge 6 de Setembre i ara ja fa més de 10 dies que estas insatalat en Castello. Pis nou? vida nova? paisatges nous? carrers nous?....tot nou, pero quina és la sensació que tens? t´agrada? t´adaptes? o tot és gris com el disabte 5 de Setembre en el que vas sentir que l´estiu s´acomiadava?
Espere que tot vaja de categoria i que em contes coses bones de la nova ciutat.
Molts besets, records, un gran abras i moltes rises que sempre fan falta.
Fes allò que et faça més feliç i comença a pensar en tu mateix. Passa temps i esforça't amb la gent que saps que sent el mateix per tu. Estic desitjant que ens veiem en octubre. Serà només una nit, però espere que done suficient per a una bona conversa.
Molta sort a Castelló, estic segur que estaràs bé.
Un abraç,
Albert
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