Porque todo en la vida puede detenerse unos instantes para darse una tregua. Nosotros podemos parar y echarnos una siesta, o en función del cansancio y el estrés, irnos de vacaciones. La electricidad puede caer en casa; la reestableceremos y no habrá sucedido nada grave. Una ciudad se puede parar mientras su equipo juega una importante final deportiva. Incluso un corazón y la respiración de un ser humano se pueden parar, y hay remedios para reanimarlos.
En cambio, la fábrica no puede parar. Y como ni descansa, ni duerme, ni se detiene ni se para, ha de existir el personal a turnos.
La vida laboral a turnos es bastante diferente a la normal, en gran medida porque afecta a la vida personal de cada uno en su tiempo libre. Que salga el sol no quiere estar diciendo que es hora de levantarse, y que se ponga, tampoco es un indicio de que llega la hora de irse a casa. He descubierto también que los amaneceres y los ocasos tienen mucho que ver unos con otros y que el cuerpo reacciona igual ante ellos, cuando a las 10 h de la noche saludaba inconscientemente a la gente del turno anterior con un "buenos días".
Las semanas pasan a tener 12 días, en lugar de 7, y se descansa en los 3 últimos. Así que no tiene sentido hablar de lunes o viernes, sino del primer día o del noveno. Y cuando hay cambio de turno corto, en 24 h se trabajan 16 h, habiendo sólo 8 h de por medio para volver a casa, descansar, comer y regresar al trabajo.
La turnicidad, claro está, se remunera especialmente y se compensa con más días de vacaciones por todos aquellos domingos, fiestas locales, Nochebuenas y Nocheviejas que a la gente del turno les toca pasar en planta. Pese a ello, quizá un observador externo pueda pensar que es ciertamente árduo este modo de vida. Pero la realidad es que hay gente que se ha jubilado tras más de 30 años de estar a turnos y ha vivido sin problemas. Sólo hay que saber contar con el resto de compañeros de turno para llevar con ellos una vida y un ocio agradable al margen del trabajo.
La experiencia ha sido gratificante, sobretodo, gracias a los operadores, quienes hasta el último, el más joven o el menos implicado, ha tenido la gentileza siempre de acompañarme, explicarme, enseñarme... cualquier cosa que la curiosidad me sugería. Un gran grupo de gente, que son los responsables de que todo funcione perfectamente y de que, como indiqué al principio, la fábrica no pare.
Y mañana, por fin, tras dos meses de formación, me incorporaré a mi nuevo puesto de trabajo hasta quién sabe cuándo:
En cambio, la fábrica no puede parar. Y como ni descansa, ni duerme, ni se detiene ni se para, ha de existir el personal a turnos.
La vida laboral a turnos es bastante diferente a la normal, en gran medida porque afecta a la vida personal de cada uno en su tiempo libre. Que salga el sol no quiere estar diciendo que es hora de levantarse, y que se ponga, tampoco es un indicio de que llega la hora de irse a casa. He descubierto también que los amaneceres y los ocasos tienen mucho que ver unos con otros y que el cuerpo reacciona igual ante ellos, cuando a las 10 h de la noche saludaba inconscientemente a la gente del turno anterior con un "buenos días".
Las semanas pasan a tener 12 días, en lugar de 7, y se descansa en los 3 últimos. Así que no tiene sentido hablar de lunes o viernes, sino del primer día o del noveno. Y cuando hay cambio de turno corto, en 24 h se trabajan 16 h, habiendo sólo 8 h de por medio para volver a casa, descansar, comer y regresar al trabajo.
La turnicidad, claro está, se remunera especialmente y se compensa con más días de vacaciones por todos aquellos domingos, fiestas locales, Nochebuenas y Nocheviejas que a la gente del turno les toca pasar en planta. Pese a ello, quizá un observador externo pueda pensar que es ciertamente árduo este modo de vida. Pero la realidad es que hay gente que se ha jubilado tras más de 30 años de estar a turnos y ha vivido sin problemas. Sólo hay que saber contar con el resto de compañeros de turno para llevar con ellos una vida y un ocio agradable al margen del trabajo.
La experiencia ha sido gratificante, sobretodo, gracias a los operadores, quienes hasta el último, el más joven o el menos implicado, ha tenido la gentileza siempre de acompañarme, explicarme, enseñarme... cualquier cosa que la curiosidad me sugería. Un gran grupo de gente, que son los responsables de que todo funcione perfectamente y de que, como indiqué al principio, la fábrica no pare.
Y mañana, por fin, tras dos meses de formación, me incorporaré a mi nuevo puesto de trabajo hasta quién sabe cuándo:
Departamento Técnico - Sección Servicios Técnicos - R.B.I. (Risk Based Inspection)
3 comentarios:
Ie! que passa?
A mi no m'agradaria treballar a torns, supose que tot es acostumar-se, però això de currar els caps de setmana té pinta de no molar, a més ja vas comprovar que encara que tu tingues "canvi llarg" si la resta del món treballa al dia següent no va a eixir.
Espere que et vaja be al nou lloc, i supose que serà fins que tu vullgues, perquè no crec que et deixen escapar.
Ale fins promte, crack.
risk based inspection!? suena a peligroso!
Hola corazón!!!està clar, a mi com a Saül tampoc m´agradaria lo de treballar per torns, però...bueno xiquet, espere que una vegada incorporat al nou lloc de treball tingues bones vibracions i que t´agarade.
També opine com Saül respecte a allò de que no et dixaran escapar.
(que copiona soc!)
Un fort abras. Besets
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