domingo, 14 de diciembre de 2008

La lechera

Félix María Samaniego nos contó en su cuento de la Lechera, una bella y aplastantemente veraz metáfora acerca de la tendencia humana a dejarse embriagar por una sucesión de hechos futuros favorables, a relamerse los labios de porvenir aunque éste sea poco verosímil. En resumen, el desarrollo versado del dicho "de ilusión también se vive".

Y es que ya sabéis lo dichosa que andaba la Lechera pensando lo que haría con el dinero de la venta del cántaro de leche que llevaba en la cabeza. Yo sufro en muchas ocasiones de ser Lechera ingenua. Tantas veces, que podría asegurar que sobre mí cierne algún maleficio.

Ayer, como de tanto en tanto, se presentó la ocasión de llevar un cántaro al mercado. Y mi imaginación, aburrida y ociosa como una tarde plomiza de sábado, no tuvo nada mejor que hacer que recrear las mil situaciones que se podrían dar de camino. Antes de querer impedirlo, ya sabía qué disco iba a poner en el coche, con qué tontería iba a hacerle reír y cómo sonaría su carcajada clara. Sabía de qué hablaríamos en el camino, con qué burda excusa sacaría cada tema, lo que quería saber de ella y lo que quería evitar saber. Había imaginado cómo iba a comportarme, cómo no iba a dejarme llevar a su terreno. Intuía cuándo tendría que ser dulce, cuándo serio, cuándo digno o humano...

Con este pensamiento iba yo, cuando una llamada con causas mayores externas a mí, me desestabilizó cayendo al suelo la tinaja, rompiéndose en pedazos el breve futuro imaginado y esparciéndose por el suelo sonidos, palabras, conversaciones, miradas, papeles... que debía haber vendido en el mercado y que nunca llegaron a nacer.

"¡Qué palacios fabricas en el viento!", clama Samaniego. Y siguiendo con la incertidumbre y la indeterminación, temas que se han tratado recientemente en el blog, cabe concluir que si "ni siquiera el presente está seguro", no sé sobre qué firme se pueden asentar las ilusiones y los proyectos de los años venideros, ni tan siquiera, esas pequeñas e insignificantes cosas que tenía que haber hecho con una persona hoy.

2 comentarios:

Àlbert dijo...

Mira, si hi ha contes i proverbis sobre aquest tema, és perquè és natural somiar i tindre il·lusió. Però menys mal que en tenim d'il·lusió, si no seria molt difícil tirar endavant.

Jo crec que aquesta debilitat que tenim per tractar de planificar les coses, idealitzar a les persones i moldejar-les mentalment fins a un punt en què ja no són elles sino nosaltres mateixos, forma part de l'evolució i maduració d'una persona.

I si els escritors d'aquests contes i proverbis han volgut transmetre una moralitat ('moraleja') és perquè ells mateixos han trencat molts càntirs de llet.

Només em queda recomanar-te allò que em dic a mi mateix i mai faig, gaudeix dels moments tal com són i deixa't dur pels esdeveniments...

No hi ha cap malefici, creu-me.

Un abraç,

albert

Anónimo dijo...

no te rindas NUNCA

te mando mil besos para esta semana, repartelos como quieras :)